Hoy
hablaremos de la cremación, uno de los procesos de tratamiento de cadáveres más
usado en nuestros días y de cómo actúa negativamente en la salud de las
personas y el medio ambiente.
Para ello, nos apoyaremos en un estudio realizado por el Departamento de Ciencias de Ingeniería Ambiental de la Universidad de Florida.
Principalmente,
este proceso emite contaminantes atmosféricos por tres vías:
1.- La
combustión
2.- La
combustión incompleta
3.- La
volatilización de metales preexistentes en el cuerpo humano a incinerar
La
combustión es responsable de la emisión de la materia en forma de partículas,
del cloruro de hidrógeno, y de otras emisiones que dependen de los elementos
presentes en la atmósfera.
Combustión
incompleta durante la cremación: como con cualquier proceso de combustión
incompleta, produce monóxido de carbono.
Asimismo la
volatilización de metales o la deposición de metales sobre el hollín, que se
emite a la atmósfera, es responsable de los agentes contaminantes mercurio,
cadmio, y plomo.
Otros
agentes contaminantes que se generan a partir de la cremación y sus efectos
sobre la salud y el medio ambiente, son los siguientes:
Monóxido de
Carbono: reduce la capacidad de la sangre para oxigenar al sistema
cardiovascular y nervioso. La exposición a largo plazo provoca daño al cerebro
debido a la carencia de oxígeno. Los síntomas de la exposición del monóxido de
carbono son varios e incluyen vértigos, náusea, fatiga, y control muscular
disminuido.
Materia en
forma de partículas: Las partículas mayores de 10 micrómetros son
absorbidas por las fosas nasales. La inhalación de partículas de menos de 10
micrómetros es muy peligrosa para la salud humana. Entre 10 y 1 micrómetro las
partículas son absorbidas por la tráquea mientras que las partículas de menos
de 1 micrómetro llegan a los pulmones y a los tubos bronquiales de los que
inhalan. Las afecciones por exposición a corto plazo son irritación y constricción
pulmonar, que causa dificultades respiratorias, tos crónica y asma. Los
ancianos son los más afectados por esta condición. Los materiales peligrosos,
como el plomo y el cadmio, en estas partículas se disuelven una vez en los
pulmones y dañan las células.
Cloruro de
Hidrógeno: Los resultados de la inhalación del cloruro de hidrógeno
incluyen la irritación de los pulmones, que da lugar a tos crónica, y a disminuciones
respiratorias importantes. Una exposición más alta puede causar acumulación de
líquido en los pulmones, de lo que resulta dificultad respiratoria severa. El cloruro
de hidrógeno es también corrosivo y causa severa irritación en los ojos así
como las quemaduras que pueden causar daño ocular permanente.
Óxidos del
Nitrógeno (NOx): El nitrógeno es causa de catástrofes ambientales tales
como la niebla de humo y la lluvia ácida. El nitrógeno también ataca pulmones y
vías respiratorias.
Dióxidos de
Sulfuro (SO2): El sulfuro es el octavo elemento más abundante del cuerpo
humano. Como con los óxidos del nitrógeno, el dióxido de sulfuro es un
ingrediente de la lluvia ácida y éste causa daño ambiental. El dióxido de
sulfuro causa problemas de respiración y daño permanente a los pulmones.
Dioxinas: El cuerpo
también contiene un porcentaje de clorina y la cremación produce así dioxinas
que se forman en las partículas del hollín que permiten al producto químico
peligroso viajar del sitio de la incineración a los pulmones y la sangre de los
pobladores aledaños al crematorio. Estas partículas son pesadas y se depositan
en tierra. La hierba contaminada permite a la dioxina entrar en la cadena alimenticia
y será consumida en última instancia por los seres humanos y almacenada en
grasas del cuerpo. El nivel medio de dioxinas en el cuerpo humano sirve para
inmunizarlo, mientras que las concentraciones superiores a la media dañan la
salud. Los daños al hígado, al riñón y a la zona digestiva son provocados por
las dioxinas. El cáncer, el aborto, y los defectos de nacimiento son también
posibles en las concentraciones más altas que la media.
Plomo y
cadmio: Los niveles elevados del plomo pueden causar daño
irreversible en el sistema nervioso, daño cerebral, y afectar la química de la
sangre. El efecto adverso del cadmio incluye náusea, convulsiones, y vómitos
después de la exposición a corto plazo. La exposición a largo plazo al cadmio
provoca daños irreversibles en riñones, hígado y huesos.
Mercurio,
cadmio y plomo: Los estudios han encontrado tanto como 200 microgramos
por el metro cúbico de mercurio durante el proceso de la cremación de un cuerpo
con los rellenos dentales de la amalgama. Los peligros del mercurio son severos
incluso en dosis pequeñas. Presente una vez el mercurio en el cuerpo afecta inmediatamente
la función de los riñones y el sistema nervioso central. La pérdida del balance
de bacterias intestinales resistentes, de antibióticos naturales del organismo,
y pone en severo riesgo la fertilidad.